lunes, 16 de noviembre de 2009

NORMATIVA JORNADA ESCOLAR EUROPEA


Jornada escolar y Calendario


La educación en los últimos años ha generado multitud de problemas en los centros con respecto a su estructura y organización para hacer frente, de una parte, a los cambios sociales, y de otra a la demanda paralela de calidad de enseñanza.
La implantación de la LOGSE lleva inexorablemente a una nueva ORGANIZACIÓN ESCOLAR flexible y, dentro de ella, la JORNADA es una variable más, sin que por ella misma tenga un peso fundamental en el rendimiento del alumnado. Aún así, no hay duda de que una Jornada Escolar establecida autónomamente por decisión democrática de las comunidades educativas acompañada de un mayor aprovechamiento de la infraestructura escolar, mejora en las condiciones de trabajo, más profesorado y personal en los centros, mayor dotación escolar y una oferta suficiente de actividades extracurriculares complementarias, será un instrumento importante que mejore la calidad de la enseñanza y redunde en beneficio del alumnado, profesorado, personal no docente y comunidad educativa en general.
La Confederación de STEs no defiende un modelo de Jornada Continuada sin más como una simple reivindicación laboral de corte corporativista, sino dentro de un nuevo modelo de ORGANIZACIÓN ESCOLAR que pueda dar respuesta a todas las necesidades educativas planteadas en el seno de la Comunidad Educativa.
Consideramos que en esa NUEVA ORGANIZACIÓN ESCOLAR –la Administración implícitamente la está exigiendo con la Reforma Educativa- se debe partir de las siguientes premisas:
1. La autonomía de las Comunidades Educativas para
establecer por decisión democrática de todos los sectores, el tipo de jornada que para sus centros consideren más adecuada.
2. El horario de los trabajadores y trabajadoras no tiene por qué coincidir con el del alumnado ni con el del centro.
3. Los centros han de permanecer abiertos mañana y tarde ofertando los servicios necesarios.
4. La Administración debe extender la oferta de comedores escolares a todos los centros que lo soliciten, atendidos por personal específico.
5. Las distintas administraciones públicas deben garantizar a todos los centros la financiación correspondiente a las actividades extracurriculares, culturales y deportivas que necesiten.
6. Ha de garantizarse la igualdad de oportunidades educativas a todos los niños y niñas, ofertando más a quien menos tiene.
7. Han de mejorarse las condiciones de trabajo del profesorado, personal especializado y personal no docente para optimizar y obtener el mayor rendimiento de su labor. Hemos de conseguir que la Administración revise la jornada laboral del profesorado desde la perspectiva de su Formación Permanente. El carácter singular, crítico y creador de la actividad en el aula y de la práctica docente en general, así como la necesidad no sólo de comprender e interpretar la realidad, sino de intervenir sobre ella, requieren el desarrollo de un tipo de conocimiento profesional peculiar y complejo, y la continua y permanente reelaboración y análisis crítico. La Formación Permanente del Profesorado se debe realizar en horario lectivo y con una distribución que permita, entre otras cosas, el trabajo en equipo y la reelaboración y análisis sobre la propia labor educativa.
El objetivo no ha de ser otro que el reconocimiento del derecho de las Comunidades Educativas a establecer el tipo de jornada que deseen.

HORARIO ESCOLAR DEL ALUMNADO Y
CURRÍCULUM A DESARROLLAR

El horario escolar del alumnado, en su duración y distribución, ha de buscar el máximo aprovechamiento y rendimiento. Eso es posible mediante:
– Adecuada conjunción de períodos de trabajo con períodos de descanso.
– Metodología –dentro y fuera del aula- activa, científica e investigadora, superadora de la mera transmisión y recepción pasiva.
La distribución del tiempo debe superar la actual mecánica horaria de períodos rígidos buscando períodos más amplios y flexibles, necesarios en una metodología activa. Los períodos de descanso, variables en duración y número, se han de adaptar a la edad de los niños y niñas.
Cada comunidad educativa debe tener la capacidad y competencia para establecer en su Plan de Centro la distribución concreta del horario. La actividad escolar se desarrollará bien en centros escolares, bien en centros o instalaciones dependientes de la Administración Autónoma o Local, o en instalaciones dependientes de entidades colaboradoras. Para optimizar el rendimiento, unas mismas instalaciones podrían acoger para actividades no regladas al alumnado de diversos centros educativos.

JORNADA ESCOLAR EUROPEA:


Bajo nuestro punto de vista, lamentablemente, la organización burocrática de los centros
de Educación Infantil y Primaria ha fraguado la imagen de una jornada escolar uniforme
en la que horario del profesorado, del centro, del alumnado y de la formación educativa coinciden.
Un sistema de organización de tiempos cada vez más cuestionado bien por necesidad:
según (Husti 1992), para la enseñanza de nuestra época se hace preciso utilizar tiempos multiformes integrados en estructuras flexibles y móviles, lo cual puede suponer un punto neurálgico en la modernización de la enseñanza. Bien por convicción: para muchas personas afectadas (docentes, padres, madres, alumnado), se trata de una jornada insatisfactoria tanto en lo pedagógico, como en lo laboral y social. A menudo, cuando se habla de jornada escolar y sobre todo con algunas asociaciones de padres y madres sale indefectiblemente el tema del calendario escolar, en un intento por demostrar que los niños y niñas “tienen pocos días de clase, como para recortarles más la jornada lectiva”. Ante todo habrá que dejar claro que modelos de jornada continua no reducen en nada la carga lectiva. Adjuntamos una tabla comparativa de horarios escolares en Europa. La novedad de los datos que se reflejan en esta tabla, quizá radica en que dadas las diferencias de organización del horario en los distintos países, se utiliza el parámetro de horas lectivas anuales (descontados los recreos que en España son lectivos pero que no son contados en ningún país).
Según estos datos España está en la media de horas lectivas anuales, ni somos quienes más
horas tenemos, ni quienes menos. El tema de las vacaciones largas o no, nos vienen, por
tanto, determinadas, sin ser muchas veces de gusto del personal docente, por motivos de
tipo climático y cultural- religioso. De entre estos países tienen jornada continua
Alemania, Dinamarca e Italia, sin duda reconocidos como desarrollados. En estos tres
países la importancia de las actividades de tiempo libre, desarrolladas por la escuela, por los municipios y en el marco del vivo asociacionismo presente en sus sociedades, tiene en
general un fuerte protagonismo. En realidad, la escuela no termina con las primeras horas de la tarde, sino que se prolonga. En Italia están en el empeño de implantar la jornada de “tempo pienso” (tiempo completo) para la enseñanza elemental. Grecia tiene una jornada única (como ocurre también en algunos centros portugueses) de mañana o de tarde debido a la rotación de alumnado en los centros, ya que faltan centros escolares. En cuanto a Luxemburgo se mantienen dos días a la semana con jornada sólo de mañana y en Francia un día a la semana (miércoles) también de jornada de mañana. Por otra parte podemos constatar diferencias entre el calendario del alumnado europeo La Jornada Escolar en Europa

PAISES CARGA DIAS AL CARGA
DIARIA AÑO ANUAL

BELGICA 280’ 182 849h
DINAMARCA * 216’ 200 720h
ALEMANIA * 227’ 188 712h
GRECIA * 261’/270’ 175 761h/788h
ESPAÑA 270’ 180 810h
FRANCIA 282’ 180 846h
IRLANDA 280’ 183 854h
ITALIA * 270’ 200 900h
LUXEMBURGO 265’ 212 936h
PAISES BAJOS 300’ 200 1000h
AUSTRIA 250’/208’ 180/214 750h
PORTUGAL 300 175 875
FINLANDIA 207’ 190 656h
SUECIA 178/190
INGLATERRA/GALES 282’ 190 893h
IRLANDA NORTE 300’ 190 950h
ESCOCIA 300’ 190 950h
ISLANDIA 240’ 160 640h
LIECHTENSTEIN 270’ 200 900h
NORUEGA 261’ 190 827h
BULGARIA 200’ 165 550h
REPúBLICA CHECA 216’ 184 662h
HUNGRíA 225’ 185 694h
POLONIA 207’ 185 638h
RUMANíA 230’ 170 652h

Extraído de Las Cifras Clave de la educación en la Unión Europea editado por la Oficina
de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, 1997.


JORNADA CONTINUADA Y CIUDAD EDUCATIVA

El interés permanente de toda Administración parece ser el de reducir el debate sobre jornada continuada a la mera confrontación entre la posibilidad de jornada partida, léase, clases mañana y tarde, y la de jornada continuada, léase aquí, clases únicamente por la mañana. Se trata de una simplificación alentada por la Administración, aceptada por padres
y madres y, todo hay que decirlo, coincidente con el pensar y el sentir de buena parte del profesorado; no obstante, caer en ella supone un error de bulto para todas aquellas personas
interesadas en una transformación en profundidad del sistema educativo.
¿Por qué error de bulto? Parte de un planteamiento teórico inexacto. Nadie cuestiona la función social que la tarde tiene para la comunidad, así como cada día es más extendida la certeza según la cual una mayor y mejor oferta educativa correlaciona directamente con un mayor horario a disposición del alumnado. Pero además supone desperdiciar una oportunidad importante para debatir el modelo educativo de nuestra sociedad limitándose
unos colectivos a una mera reivindicación corporativa, otros a un enfoque economicista
estrecho y otros a un encastillamiento en el miedo a romper con la costumbre.
Una vez en funcionamiento la reforma educativa real (no la teórica) ha quedado en absoluta evidencia que no ha supuesto una modificación cualitativa del modelo escolar vigente hasta entonces. El modelo continúa siendo el mismo y, a lo sumo, se le ha aplicado algunas mejoras y adaptaciones. Sin embargo, las demandas que la sociedad impone a la escuela no paran de aumentar. Frente a estas demandas las respuestas hasta ahora han sido teóricas y parciales, recordemos la promesa electoral socialista de apertura casi interrumpida de los centros, o la de algún sindicato de nuevas figuras docentes. ¿Se da respuesta a estos retos desde la jornada continuada? Es evidente que sin más no es así, pero al mismo tiempo es cierto que el modelo actual de escuela, con jornada partida incluida, se encuentra incapacitado para ello. La tesis es que la jornada continuada puede y debe ser el inicio para replantearse el modelo de escuela que estamos ofreciendo.
Con dos clarificaciones de entrada:

1ª Hablamos de jornada continuada en su sentido estricto de prolongación de lo comenzado, de permanencia, continuación, no de jornada comprimida a la mañana, en la que los distintos horarios de centro, profesorado y alumnado no tendrían porque ser plenamente coincidentes.

2ª Debemos tener claro que la jornada en sí misma no es una variable generadora de calidad independiente del modelo escolar que se oferte; es por ello que sería una lástima que por intereses de unos sectores y ceguera de otros todo quedara reducido a una mera polémica “cronométrica”. Reivindicar la jornada continuada debe significar abrir el debate acerca de un nuevo modelo de escuela. ¿Por qué? La calidad de la escuela pública se encuentra directamente vinculada al sistema educativo público, y éste, hoy, aún no estando claramente estructurado, es evidente que va más allá que la primera. En la actualidad el sujeto educador no está centrado en la escuela sino en la comunidad. Los agentes sociales y educativos son múltiples y esto se deja notar, nos guste o no el resultado, en el proceso de educación que la propia escuela intenta impartir. Así las cosas, el debate sobre la jornada laboral de mañana es cuestión importante como reivindicación laboral pero resulta un debate menor como cuestión educativa si no se lo convierte al mismo tiempo en la cuña que abra el del modelo educativo; y esta cuestión puede ser la cuña perfecta que lo abra si no nos empecinamos en mantener una concepción de la escuela como institución claramente separada del resto. Es ésta la idea del concepto de “ciudad educativa” como ideal a perseguir de un sistema educativo global, abierto y permanente que requiere el inicio de dos procesos ineludibles: la diversificación y multiplicación de las instituciones educativas y la desformalización de las estructuras tradicionales. Diversificación implica renuncia a limitar la educación sólo al espacio escolar y utilizar a fines educativos todos los tipos de instituciones existentes. Proceso que necesariamente conlleva un cambio de mentalidad tanto en el sector docente actual que asume la pérdida del monopolio educativo, ya hecho cierto; como en el resto de la comunidad que asume por su parte, la responsabilidad que le concierne, responsabilidad que ha de ser compartida y coordinada, integrada en un mismo proyecto educativo. En este concepto hay que encajar los planteamientos de escuela “a tiempo completo” que conlleva junto con una ampliación del horario y calendario de apertura de los centros una ampliación de las funciones a las que deben atender. Es en este planteamiento donde cobra verdadero sentido la reivindicación sincera de Consejos Escolares municipales con competencias bien definidas. Y es hacia allí hacia donde debe apuntar la demanda de coordinación de recursos educativos de las distintas administraciones o entidades.
Desformalización. Toda sociedad tiende a la rutina y a sacralizar, de alguna manera, sus estructuras. La desformalización supone una desacralización de la institución escolar y, con ella, una reestructuración de la misma. En esa línea son convenientes algunos apuntes:
– No hay que identificar horario del profesorado con horario del alumnado, ni en alguno de ellos dos tiene necesariamente que ser el mismo para todos. De igual manera el horario del centro puede y debe diferir de los anteriores.
– Supone un lugar común que la función educativa trasciende la meramente instructiva y, por ello, incluye otras funciones; esto debe tener una traducción real en la práctica educativa y en el modelo escolar. La primera consecuencia de ello es que es inexacta la identificación prioritaria entre horario docente y horario lectivo y desde ahí se hace urgente la demanda de un menor tiempo de horario lectivo dentro del horario laboral en el que sea posible un tiempo laboral para la formación permanente, la autorreflexión y el trabajo en equipo. La segunda consecuencia es la reivindicación de un perfil docente más flexible, menos atado al instructivismo, más variado y con más posibilidades; es aquí donde se hace necesario un esfuerzo de imaginación (y generosidad) para darle forma a nuevos perfiles docentes.
– Directamente relacionado con lo anterior, la escuela como institución no puede ser patrimonio exclusivo de las y los enseñantes “profesionalizados”, sino que se hace necesario recurrir a la participación de profesionales de otros dominios, a la integración de educadores convencionales y no-convencionales. La cópula escuela-vida sólo puede ser real si la primera da la máxima entrada posible a la diversidad de la segunda. Se trata en primer lugar de dar razón de ser a la consolidación y ampliación de los puestos del actual personal laboral para, posteriormente, ir reivindicando la entrada de nuevos profesionales; reconociendo en todos ellos su papel educativo y no sólo asistencial.
– Las características de la sociedad actual en continuo proceso de cambio y remodelación,
exige un cambio radical en el concepto tradicional de enseñanza, demasiado centrado en determinadas materias y que no ayuda a comprender y dominar el entorno.
Es el problema de conocimientos antaño reservados a especialistas y hoy pertenecientes
a la cultura general; de las materias transversales del currículum y que no encuentran acomodo en la actual enseñanza escolar sino a través de iniciativas voluntaristas o campañas institucionales superficiales y esporádicas; de las diferentes capacidades (afectivas, corporales, lúdicas, artísticas, expresivas...) que salen despedidas del rígido encorsetamiento de nuestros programas.
Docente y discente, adulto y niño, son personas enajenadas, alienadas como tales, que sólo encuentran canales para el cumplimiento de los estrictos roles en los que son encasillados. Se trata de intentar convertir al centro en el eje dinamizador de una auténtica educación integral que aúne los diferentes esfuerzos educativos. El debate sobre el modelo de jornada debe convertirse, pues, en la punta de lanza de otro debate mucho mayor, el del modelo escolar ; eso será posible si todos los sectores implicados se disponen al diálogo con voluntad y apertura de miras.
Desde esta actitud, por convicción y por estrategia, no tiene sentido agudizar el enfrentamiento, a menudo visceral, con padres y madres, es necesario realizar el esfuerzo de vincularlos a un objetivo común: la mejora de la escuela pública con el cambio de su modelo. En este modelo pueden existir muchas más coincidencias que diferencias. La victoria “laboral” producto de una simplificación del debate puede conllevar cierto regusto amargo y la sensación de que algo hemos dejado en el camino, la continuación de un proceso de “socialización” acelerado desde una pluralidad de medios y al que no hay respuesta eficaz desde una escuela es clerotizada, ni desde una comunidad educativa huidiza y fragmentada y dar en el gusto a una patronal empeñada en plantear ese debate presuponiendo como incuestionable el actual marco escolar y con ello no torpedear la negativa de la Administración a afrontar una política de bienestar social que implique incremento de recursos y descentralización del sistema educativo. ¿Cuál es el juego que queremos jugar?

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